Hace algunos años ya que viajé a Barcelona en verano para disfrutar de sus playas y su clima en época estival. He ido en otras épocas del año, hace relativamente poco tiempo, pero añoraba repetir aquel viaje en el que lo pasamos tan bien mi hermana y yo de pequeñas. El problema es que, como ocurre con casi todo, cuando recuerdas algo con nostalgia y quieres revivirlo nunca te sale igual de bien.
El primer chasco que me llevé fue al llegar el primer día a la playa tras pásame más de 5 horas dentro del coche para llegar a mi destino en la ciudad condal y ver con desilusión que aquellas líneas de hidropedales aparcados en batería frente a las olas que iban y venían ya no estaba ¿Qué había pasado con ellos? ¿Dónde estaban esas embarcaciones de plástico sesenteras en las que mi hermana y yo saltábamos al agua mientras mis padres pedaleaban como posesos para adentrarnos un poco en el mar? ¿Dónde? Fui hasta el chiringuito a preguntar y me mandaron a la otra punta de la playa a una caseta de madera donde alquilaban Kayaks y Tablas de Padle Surf pero volví a sufrir un chasco de narices porque me dijeron que al no estar de moda ya no tenían proveedores que se los alquilaran…. ¡MENTIRA COCHINA! Tardé un segundo en buscar con el móvil y encontrar estos hidropedales en Barcelona de fabricantes Marengo así que más bien los que no querían alquilarlos eran ellos.
Demasiado moderno…
El segundo chasco me lo llevé esa misma tarde, cuando quise pasear por la Rambla de las Flores y rememorar aquellos momentos en familia pero, está vez, con mi novio y resulta que ahora muchos quioscos cierran por las tardes, la gente que pasea por las ramblas son ejecutivos que van corriendo de un lado para otro y cuando llegas abajo del todo, a la estatua de Colón, y miras el Maremagno aún te deprimes más… ¿dónde ha quedado aquel precioso puerto moderno lleno de luces? ¿qué es eso tan sicodélico que han puesto en su lugar? Creo que lo único que seguía estando tal y como recordaba era el Museo de Cera…
De este viaje aprendí que cuando lo pasas muy bien en una ciudad de la que guardas muy buenos recuerdos es mejor no regresar, al menos si tienes la idea de rememorar con nostalgia aquellos recuerdos porque seguramente ya nada será igual, no lo pasarás igual y lo único que conseguirás es desilusionarte un poco más cada día.
Ahora tengo las miras puestas en Segovia. Hay quienes me dicen que no es gran cosa, que es una ciudad pequeña sin mucho que ver pero a mí me hace ilusión plantarme delante del inmenso acueducto y mirar hacia arriba sabiendo que lleva ahí casi 2000 años, intacto, con las mismas piedras, viendo pasar el tiempo. Además, como no he estado nunca no hay ningún recuerdo que pueda destrozar así que en parte es mucho mejor opción que visitar aluna otra ciudad que haya visto de pequeña ¿o no?