Uno de los atractivos de viajar al estilo mochilero es la aventura de poder hacer lo que te dé la gana, cuando te dé la gana y gastándote lo que te dé la gana. Cuando contratas un viaje organizado por una agencia o pagar la reserva de un hotel todo se te limita mucho porque dependes de ir a dormir siempre al mismo sitio o dependes de lo que la agencia haya organizado para ti, sin poder decidir nada. El viaje mochilero es justo lo contrario.
Antes de seguir he de dejar bien claro que no estoy en contra del viaje organizado ni mucho menos. Para empezar, está genial eso de hacer la maleta, subirte al avión y que dejarte llevar, disfrutando sólo del momento, sin pensar en mañana ni en el después, sólo en lo que la agencia tiene preparado para ti en ese preciso instante. De vez en cuando viajar así viene realmente bien: que te lo den todo hecho, y si te traen el desayuno a la cama muchísimo mejor. Ahora bien, este es un estilo de viaje para un determinado momento, no para vivir una aventura.
Organizado o a la aventura
El viaje mochilero puede ser más o menos organizado pero siempre podrás hacer lo que te plazca y cambiar de opinión en el último instante. Puedes ir al aeropuerto, preguntar en cualquier stand de agencia cual es el vuelo más económico del día y subirte en él, sea cual sea el destino. A partir de ahí todo será una ventura. Pero también tienes otras opciones como coger el coche y empezar a conducir hasta que se te acabe la gasolina y organizar un viaje desde casa a través del ordenador sabiendo que vas a dormir cada día en un sitio, bien sea de campings o de hoteles, eso da igual, pero sin parar de moverte.
Uno de los mejores viajes que he hecho en mi vida fue con el coche. En pleno agosto, con el calor sobre nuestras cabezas, decidimos aplazar las vacaciones hasta octubre, al conocido y esperado Puente del Pilar, y cuando llegó el día nos juntamos 6 amigos con 6 mochilas enormes llenas de ropa y productos higiénicos, dos coches y un remolque del tío de una amiga en el que metimos dos tiendas de campaña y algunas herramientas. También tuvimos que comprar una bola en esta tienda de enganches para remolques porque nuestros coches no tenían manera de enganchar el remolque pero ese es otro tema que subsanamos fácilmente. Sólo os diré una cosa, pensad todo esto con antelación porque luego, arreglar estos percances a última hora puede ser toda una odisea.
Nos montamos los 6 en dos coches, 3 y 3, y empezamos a conducir rumbo a ninguna parte. Salimos desde Murcia, nuestra ciudad de residencia y paramos en Toledo, en un camping al que nos dirigieron unos chicos muy simpáticos a quienes preguntamos en pleno centro de la ciudad. Allí pasamos un día y medio, tiempo suficiente para ver la ciudad y el alcázar, y emprendimos camino de nuevo hasta Burgos, donde volvimos a acampar simplemente porque cuando estábamos llegando a la salida de la autovía de dicha cuidad una amiga pensó que estaría bien visitar la catedral, y allá fuimos. Un día más y seguimos camino. Ahora ya hicimos paradas más a menudo en un viaje que duro un total de 10 días, hasta que se nos acabó el presupuesto básicamente.
Visitamos Palencia, Zamora, León, Ponferrada, Ourense, Vigo, Santiago de Compostela, y Asturias, y luego, de vuelta, paramos en Bilbao, Zaragoza y Cuenca. Un recorrido impresionante, os lo puedo asegurar.
No había anda planeado, nada pensado, sólo nos movimos por apetencias y cada uno pusimos un presupuesto de 700 euros lo que no está nada mal para 10 días de viaje visitando más de 10 ciudades distintas. Salíamos a 1,5 ciudades diarias. Personalmente recomiendo hacer un viaje así al menos una vez en la vida. Si os animáis os recomiendo visitar el portal mochileros.org donde os ayudan y asesoran en todo.