La oferta de ocio y el turismo no tienen fin. Cada vez son mas y mas las opciones de ocio y la oferta turística disponible, aunque no sea para todos. En los últimos años, ciertos sectores han ido viendo como experimentan un auge: el turismo rural, el enoturismo, turismo gastronómico… Lo cierto es que, un viaje cuenta con muchas posibilidades de por sí, engloba parte de ocio, parte de visita cultural, parte de gastronomía, o cierto aire rural. Sin embargo, el ser humano posee una innata capacidad para, aun huyendo de las etiquetas, poner una a cada cosa.
De tal modo que, el turismo, no es turismo sin más, es turismo de nombre y, y x, de apellido. Esta bien, es una buena manera de clasificarlo todo para poder diversificar la oferta que, a fin de cuentas, es lo que interesa.
Tanto es así que, lo más habitual es hablar de los turismos de moda: el rural, el gastronómico o el ecoturismo. Pero existen mas tipos, muchos más. Uno de los menos conocidos, es el turismo submarino. Por ello, hemos querido dedicarle un artículo y acercarnos a este misterioso mundo: el submarino.
Prácticamente desconocido, hasta que el pequeño Titan cobró protagonismo hace unas semanas, debido a su implosión, este tipo de turismo, no es para todos. Por dos razones: la primera, que debe gustarte el medio en el que se desarrolla; la segunda, hay que tener posibles. No se trata de un turismo económico, a decir verdad. Se acerca más a los posibles viajes al espacio que al turismo rural del pueblo de toda la vida. Eso no quiere decir que no podamos acercarnos a eses universo acuático y conocer un poco más sobre el mismo.
Hasta hace poco, la única forma de explorar el mar y hacer “turismo” en él, era acudir a un centro de buceo como Prodive Lanzarote, sacarte el titulo de buceo y, al agua a observar la flora y fauna. Buceo y snorkel eran las únicas opciones posibles para conocer el mar y todos los secretos que encierra. De hecho, para la gran mayoría, estas son las únicas maneras posibles de poder experimentar ese contacto con el fondo marino: peces, corales, plantas… un universo de colores, sumergido. Otro mundo.
El mundo sumergido
Si algo ha hecho la tecnología, es ofrecer nuevas oportunidades, abrir un mundo de posibilidades a partir de otro. Como si de una muñeca matruska se tratará que, abres una y dentro hay otra, y dentro de esta, otra más y así… La tecnología ha sido capaz de eliminar fronteras. La digitalización ha logrado que sea posible la comunicación inmediata entre dos puntos remotos. Sin embargo, existen algunas barreras que la tecnología no puede eliminar, pero si puede ayudar a sortearlas.
Está claro que, si quieres ver el Gran Cañón del Colorado, tendrás que coger un avión y si quieres ver el fondo del mar, tendrás que sumergirte. Muchas cosas (afortunadamente y que así siga), no pueden enviarse a casa para que las disfrutes, hay que moverse para llegar a ellas. Aquí viene muy a razón ese dicho popular: “si quieres peces, hay que mojarse el culo”, Así es, si quieres ver el mundo marino, tienes que sumergirte en él.
Este tipo de turismo, aun está por explotar, pero se asegura un buen porvenir, pudiendo generar importantes e interesantes sinergias, con otro tipo de turismo. Hasta ahora, los costes constituían la principal barrera para acceder a él, pero, aseguran que, como sucedió con el turismo en general, se está democratizando de tal manera que, en un futuro, no muy lejano, llegue a la gran mayoría.
Sin embargo, se trata de un tipo de turismo que plantea un desafío importante. El perfil de cliente al que quieren atraer es un factor relevante que puede hacer cambiar el cuento, antes siquiera de que empiece. Para los promotores de este tipo de turismo, existen dos claros perfiles: el consumidor y el amante de la naturaleza. Lo que pretendan traerse de vuelta los viajeros suscita ese interrogante. Aquellos que solo quieren vender el fondo bonito, adecuado para hacerse el selfi de turno, lo tienen más fácil. Ahora bien, para los que quieren sacar partido al legado marítimo, transmitir y poner en valor la historia del fondo marino, el desafío es inmenso.
Disponemos de un legado natural que permite ofrecer una excelente experiencia a cualquier tipo de viajero, pero el viaje debe aprovecharse para inculcar una buena actitud de respeto hacia el mar y todo lo que, en él, nos aguarda.
Está preocupación es compartida por expertos asociados al sector. Consideran importante hablar de conocimiento e investigación. Cuando se posee un buen producto, adecuado, puedes acercarlo a la gente y hacer que lo cuiden como es debido. De ahí que la sostenibilidad, tan en boga en todos los sectores, cobre en este sentido, una nueva dimensión. Se habla de ofrecer una experiencia bajo el agua, por lo que no tiene ningún sentido, realizarla entre basura y montañas de plástico.
El turismo submarino, puede convertirse sin duda, en un canal perfecto para concienciar a la sociedad de que hay que reciclar y prestar mayor atención al medio ambiente. Nadie hace turismo por los basureros terrestres y a nadie le gusta caminar entre desechos. ¿Por qué iban a querer bucear o sumergirse entre esa marea de plástico? Es momento de actuar.
No en vano, el fondo marino, es todavía ese diamante en bruto, con un amplio abanico de posibilidades. Desde una estancia de lujo a bordo de un submarino con paredes de cristal hasta las ya conocidas excursiones de buceo. Aquellos que prueban la experiencia repiten y, aseguran que se trata de experiencias únicas que marcan un antes y un después, en la concepción que del mar se tiene.
Hasta ahora, la posibilidad más cercana y factible, era visitar un acuario o parque temático, algo que para nada se asemeja a lo que realmente es el mundo submarino, aunque nos acerque a él. Se trata de algo análogo a lo que sucede con una visita al zoo o safari de las ciudades en comparación con la experiencia inmersiva que supone visitar la selva o la sabana africana.
Un turismo en expansión
Se estima que existen unos seis millones de buceadores en activo alrededor del mundo, así como incontables amantes del snorkel que, exploran el océano, nadan entre ballenas, peces de todo tipo y se adentran en la arquitectura oceánica.
El sector del turismo submarino, lleva años en expansión, contando entre su oferta con acuarios submarinos que ejercen como suite, restaurantes con vistas al lecho marino y sumergibles transparentes que hacen las delicias de los más afortunados. Es reciente y creciente, la forma de pensar que ha dado como resultado un interés por parte de personas sin experiencia ni certificaciones de buceo, ante la posibilidad de explorar el mar.
De este interés nace la posibilidad de que experiencias como la que ofrece la compañía responsable del Titan, cobren notoriedad. Aun no siendo habituales, estas experiencias, se limitan a mostrar el lecho oceánico a cientos de metros de profundidad. Se trata, no obstante, de un tipo de turismo más extremo, convertido en tendencia, entre clientes de clase alta que, buscan el subidón de adrenalina, superando los límites que ofrece el turismo más convencional. Con un crecimiento de casi el cuarenta y cinco por cien de la demanda en los últimos seis años, la demanda de este tipo de aventuras submarinas, se ha visto incrementada.
Es tal la acogida que esta teniendo este tipo de turismo que, el desarrollo de un nuevo submarino con fines turísticos y cubierta transparente para el mayor disfrute de la experiencia es ya una realidad. En poco tiempo, la nave desarrollada, hará su primer viaje en la isla de Hon Tre. Contará con veinticuatro plazas y se trata de un submarino vanguardista, eléctrico, silencioso y no contaminante.
La aplicación de la tecnología es incuestionable en este sentido, pues ha dado como resultado la posibilidad de poder llegar a lo más profundo del planeta y reinventar los submarinos turísticos para abrir el fondo del mar al público general. Lo mejor es poder llevar a cabo esta aventura, de forma respetuosa y sostenible.
Llegados a este punto, la curiosidad humana no tiene límites. La tecnología es la responsable de que esos límites, vayan disipándose a medida que avanzamos de su mano. Algo que el visionario Julio Verne, ya atisbaba cuando escribió veinte mil leguas de viaje submarino, acercando a sus lectores a posibilidades, imposibles. Actualmente, el Nautilus queda obsoleto y ese viaje, se plantea como una posibilidad para todo aquel que quiera sumergirse en las profundidades del mar.
Para el ser humano, aun quedando mucho por aprender, teniendo tierra firme sobre la que pisar y que explorar, no es suficiente. Sus dos asignaturas pendientes, el espacio exterior y el fondo del mar, están a punto de ser aprobadas. Acercar estos dos mundos al ciudadano de a pie (aunque se trate de ciudadanos muy selectos por el momento), ha sido en los últimos años, el objetivo principal en el sector turístico. Pronto veremos los viajes al espacio y visitaremos el universo marino, como algo habitual.