Os voy a explicar dos cosas muy positivas de estar casado con mi mujer: la primera es que viajas mucho y la segunda es que aprendes ingles bastante rápido. Ahora dos cosas malas: la primera es que viajas mucho y la segunda es que aprendes ingles bastante rápido. No lo entendéis ¿verdad? Os explico.
Mi mujer es escocesa pero su familia está repartida por media Europa, desde Edimburgo, hasta Polonia, por lo que a veces viajamos más de lo que nos gustaría y yo he tenido que aprender inglés a pasos agigantados para poder hablar, un poco, con sus familiares.
La semana que viene se casa una sobrina de mi mujer en Alemania, en la zona de la Selva Negra y, obviamente, vamos a ir. La verdad es que le lugar tiene que ser precioso pero nada más de pensar en que salimos cinco días antes para llegar allí en coche me da la risa y el ataque de nervios al mismo tiempo. Os explico: no hay vuelos directos y aunque bajáramos en Berlín y cogiéramos un tren hasta la estación más cercana tendríamos que alquilar un coche o buscar un autobús para llegar al pueblo en cuestión así que, después de hacer cuentas, hemos comprobado que nos sale el viajecito por un ojo de la cara y a mi mujer no se la ha ocurrido otra cosa que ir en coche. Así, a lo burro.
La idea es salir cinco días antes y hacer la primera noche en el sur de Francia, donde tiene familia por supuesto. Seguimos de camino hasta Austria donde, ¿lo adivináis?, tiene familia. Allí pasamos un día con ellos y descansamos por lo que salimos el cuarto día de viaje hacia la selva negra pero como aún queda un buen trecho dormiremos en Hof, Alemanía, con más familiares, para llegar el quinto día, por fin, junto a estos últimos familiares a un pequeño pueblo cerca de Hannover. Una auténtica barbaridad.
Y por si fuera poco, mi coche precioso, mi BMW recién arreglado, será el coche de la novia así que, más tute para el pobre.
Lo arreglé hace menos de un mes y lo dejé nuevecito porque revisamos motor, ruedas, electricidad, TODO. Incluso arreglé todo el exterior en este taller mecánico de chapa y pintura en Madrid, y ahora el pobre se va a recorrer media Europa…. Quiero llorar.
He estado leyendo este artículo en El País y he de reconocer que aquello tiene que ser precioso y en el fondo me alegro de tener la oportunidad de visitarlo pero es un sentimiento de amor/odio porque se contradicen mis ganas de ir. Sí, no. Es todo un poco confuso la verdad así que no sé si estoy contento de la suerte que tengo o soy un desgraciado por la suerte que tengo. Y adoro a mi mujer, no os confundáis con eso porque no la cambiaría por nada del mundo, es sólo que todo tiene sus pros y sus contras y, a veces, desde fuera, tendemos a ver sólo los pros olvidando que también hay cosas negativas.