Cuando viajar es un arte

“El turismo es un gran invento”, era el título de una conocida película española del siglo pasado. En la cinta, dos actores muy populares del momento, alardeaban del turismo en España. Esta afirmación, el turismo es un gran invento, era tan válida en los años sesenta del pasado siglo como en la actualidad. Sin embargo, la finalidad de viajar en aquellos tiempos, difiere en gran medida de la finalidad actual. Al menos para la inmensa mayoría. Ahora el turismo diverge en diferentes caminos. En función de los gustos y preferencias del turista, la paleta de opciones, se abre en infinitas posibilidades.

Se puede viajar por ocio, para conocer otras culturas, practicar deportes de todo tipo… o por arte. No solo por el hecho de que planificar un viaje pueda ser todo un arte, sino porque la finalidad del mismo, no es otra que ver arte. Existen viajes a través de la historia, viajes en los que puedes adentrarte en otras culturas, viajes personales en los que se busca una mejor conexión con el mundo interior, viajes de relax, de ocio… Todo vale a la hora de preparar una escapada.

En cualquier caso, la mayoría de los viajes, pueden ofrecer un poco de todo esto, aunque luego, centremos nuestra escapada en un aspecto concreto. Expertos en cuestiones artísticas y todo tipo de  materiales para crear arte, como nuestros amigos de Artespray, nos aseguran que no hay nada mejor que viajar por el arte (o por el mundo) para crear arte después. Razón por la que recomiendan de forma encarecida, viajar. Y, si es posible, hacerlo acompañado de un lienzo, unos pinceles o un cuaderno de bocetos, para plasmar lo que vemos. Aunque no todos somos artistas, nunca está de más empaparse del arte de otros y, que mejor manera que hacerlo viajando.

El turismo del arte

Hacer turismo artístico es una forma de viajar que se centra en la participación en actividades de índole artística y cultural que, se llevan a cabo en entornos turísticos o históricos. Este tipo de turismo, puede denominarse como turismo creativo y conlleva la visita a destinos en los que el arte se exhibe. Se trata de experiencias de viaje únicas que contribuyen de forma directa a la conservación y reapropiación de los espacios culturales que, de no ser visitados, acabarían por perderse.

Viajar por y para el arte, consiste en viajar con la finalidad de explorar los lugares históricos, museos, galerías, pueblos o muestras de arte, para embeberse de la cultura que rezuman. Durante estos viajes, no solo se visitan museos, es posible participar en todo tipo de actividades artísticas y culturales que enriquezcan la experiencia. Este tipo de iniciativas e intervenciones artísticas, permiten desarrollar un nuevo interés por los destinos históricos que, de otra manera, caen en el olvido.

Esta práctica, cada vez más habitual, promueve la conservación de los destinos históricos y sus espacios culturales. Atraer turistas y visitantes a través del arte, hace posible que los lugares en los que el arte gobierna, reciban la atención necesaria y cuenten con la inversión que permita su conservación. De tal manera que las comunidades artísticas cuenten con la posibilidad de poder financiar la restauración de edificios históricos o la rehabilitación de zonas que constituyen parte el patrimonio cultural.

En Europa, sin ir más lejos, son numerosas las pequeñas ciudades y pueblos que han sido testigos de un importante desarrollo económico, gracias al turismo artístico. Al existir la posibilidad de aprovechar sus bienes culturales y el patrimonio artístico, se atraen turistas, se crean empleos y se fomenta la economía local. Esto hace que se convierta en un proyecto de economía circular, donde la sostenibilidad tiene un impacto positivo en cada comunidad local.

Si nos centramos en nuestro país, España, ha sido uno de los países más visitados por su riqueza cultural. En el año dos mil veintitrés, los ochenta y dos millones de turistas que nos visitaron, lo hacían en gran medida por la cultura y el arte que emanan nuestras tierras. No en vano, el arte está considerado como uno de los principales atractivos turísticos a la hora de planificar unas vacaciones. Desde los clásicos de la historia hasta la expresión más vanguardista, el arte tiene un poder único para conectarnos con la cultura y la tradición más profunda.

De hecho, en los últimos años los principales museos, catedrales y monumentos que copan nuestras fronteras, ha registrado cifras récord en lo que a visitantes respecta. En la capital, los principales museos como el Prado o el Centro de Arte Reina Sofía, acumularon más de cinco millones de visitas. En Barcelona, fuero más de cuatro los que visitaron espacios como el Museo Picasso o el MUHBA. El Guggenheim en Bilbao, superó el millón.

Estos datos, nos indican que el arte, mueve masas y que viajar por amor al arte, no es una mera expresión. Se trata de una realidad, superada con creces, si reparamos en todas esas visitas que se hacen a espacios abiertos en los que no se contabilizan las entradas. El Puppy, a entradas del Guggenheim, por ejemplo, tiene muchas más visitas que el museo en sí. Lo mismo que sucede con cualquier estatua o fachada de las muchas que pueblan los pueblos y ciudades. No se trata de ver cuadros o lo que exponen las salas de arte y los museos, el arte va mucho más allá.

Arte y turismo: una relación muy estrecha

Existe una relación directa entre ambos conceptos. A mayor riqueza artística, mayor atractivo turístico. Esta riqueza puede ser en forma de galerías de arte, museos, festivales culturales o, dentro del entorno urbano, en esculturas públicas. Veamos con mayor detalle, los aspectos que relacionan arte y turismo de forma intrínseca.

Lo primero, el intercambio cultura que supone. El turismo del arte, se centra en la explotación y la apreciación del patrimonio artístico del lugar de destino. Este tipo de turismo en particular, permite a los visitantes, experimentar y apreciar las diferentes formas de expresión artística, al tiempo que se promueve la compresión y el respecto entre las diversas culturas. Dicho de otro modo, el arte plasma la identidad y la cultura de una región o ciudad, acerca a los que la visitan a su historia, tradición y valores propios. Como ejemplo de lo que queremos decir, pondremos Barcelona, donde las creaciones de Gaudí están presentes en cada rincón. Valencia se reconoce por los diseños de Santiago Calatrava y su Ciudad de las Artes y las Ciencias.

Otro aspecto a tener presente, es la oferta artística. Las diversas formas y expresiones con las que cuenta el arte, constituye una parte integral de la experiencia turística en muchos destinos. Desde las colecciones disponibles en los museos y galerías de arte, hasta las incontables representaciones teatrales y festivales culturales, se consideran un reclamo para los viajeros. Este tipo de turista, lo que persigue es enriquecer su experiencia de viaje, a través de toda la oferta disponible, puesto que ofrece una oportunidad excelente para descubrir las perspectivas y valores que posee un sociedad. A su vez, esto contribuye a construir un mundo más interconectado y comprensivo.

También cubre un aspecto de revitalización urbana. Los murales, esculturas y todo tipo de instalaciones artísticas, permiten la transformación de espacios urbanos y la revitalización de zonas que, antes, se hallaban descuidadas o en declive. Al ofrecer una oferta cultural, se atrae turismo y se mejora la calidad de vida de los residentes. Un ejemplo de esto: el Guggenheim o el Centro Botín en Santander, situados donde antes, solo había una zona en desuso.

Como no puede ser de otra manera, el arte mejora la economía local. Los visitantes que hacen turismo artístico, buscan un enriquecimiento cultural, un disfrute de las diversas expresiones artísticas. Estos turistas, producen unos ingresos más que significativos para muesos, galerías y toda suerte de eventos culturales. Sin olvidar la economía local en general, puesto que hostelería y comercio se benefician por igual, del turismo.

Este tipo de turismo, proporciona recursos financieros suficientes para la conservación y promoción del patrimonio artístico. Con estos ingresos es posible restaurar obras de arte, organizar exposiciones temporales y financiar nuevos proyectos que, a su vez, atraerán más visitas. Esto asegura que el arte siga floreciendo y revitalizándose, convirtiéndose en algo accesible, tanto en la actualidad como en el futuro.

En resumen, el arte, ejerce como un catalizador para una mejora en la comprensión intercultural, la revitalización urbana y el desarrollo económico. Atrae viajeros de cualquier lugar del mundo, sobre todo a aquellos que buscan un enriquecimiento en sus experiencias de viaje. Al mismo tiempo, fortalece los lazos que unen a las diferentes culturas a nivel de comunidad global. Todo esto, hace que el turismo artístico, sea un pilar de sostenibilidad. El arte se reinventa y se transforma continuamente. En la mayoría de los casos, permanece y pasa de generación en generación, dejando constancia de una época o momento concreto de la historia.

El arte es como tal, parte del legado de cada civilización y cultura. Nada como acercarse al turismo artístico para conocer nuestros orígenes y poder ver, hacia donde nos dirigimos como sociedad. Viajar es un arte en sí. El arte, bien merece el viaje.

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