El verano de 2014 pasarán a la historia de mi vida, como, hasta el momento, las mejores vacaciones de mi vida. Si tenéis un poco de paciencia, os cuento por qué. Fueron de casualidad. Mi intención era viajar a Tenerife, el destino más habitual, pero de estas cosas que el destino te dicen que tienes que ir a otro lado. Y según estaba mirando en la agencia de viajes, vi que mi destino sería Lanzarote. “No se arrepentirá”, me dijo la chica de la agencia, y era cierto.
Partí desde Villanubla, aeropuerto de Valladolid, y en menos de dos horas ya estaba en una de las islas más afortunada. Ha sido durante la primera semana de julio, y la verdad es que todo salió maravilloso.
El primer día visité el Parque Nacional de Timanfaya. Paraje natural, declarado como Parque Nacional hace más de tres décadas. Unas vistas que cambian día a día gracias al curso propio de la naturaleza y a la riqueza de la tierra, que a través de minerales y nutrientes, enriquece la fabulosa panorámica del Timanfaya con pequeñas plantas nativas y flores multicolores. Eso sí, os recomiendo llevar calzado cómodo y vestidos cómodos. Yo lleve unos que me compre en la página web HHG, además de preciosos, se adaptan al cuerpo como un guante.
El segundo día estuvo en los dos lugares que más me han gustado. Dos visitas imprescindibles. Están situados en el norte de la Isla de Lanzarote, en el municipio de Haría. Se trata de un extenso túnel de más de seis kilómetros de longitud, fruto de la erupción del Volcán de la Corona en donde se dispone un recinto, que discurre desde el cono volcánico hasta el mar, en el que se hallan los Centros de Arte, Cultura y Turismo más relevantes de la Isla, la «Cueva de los Verdes» y los «Jameos del Agua«. Dos lugares, cuyos secretos deben ser descubiertos en persona. Así que no os pienso decir nada, pero si vais acompañados de una persona especial, será el mejor momento para pedir matrimonio, jijii.
Otra visita obligada es el Jardín de los Cactus. Se encuentra ubicado en la parte más al sur de la Isla, a pocos minutos del poblado conocido como Guatiza. Es otro de los lugares de armonía arquitectónica y naturaleza impulsado por el artista y pensador Cesar Manrique. Un lugar para meditar y encontrar el sentido de la vida. Otro lugar con encanto. El Charco de los Ciclos. Está en el poblado conocido como el Golfo, un pueblo marinero al sur de la isla y a pocos minutos del Parque Nacional de Timanfaya, próximo a Los Hervideros.
De corazón os recomiendo un viaje a esta isla. No me quiero enrollar, pero también deciros que la comida es magnífica. Por supuesto las papas con mojo, pero mucha atención al pescado que allí se come. Yo aún me relamo con una corvina. Con todos estos ingredientes, no me extraña que Lanzarote sea una de las islas canarias donde más esté aumentando el turismo.