Entre Copas por Italia

No hace mucho fui al cine con mi mejor amiga y elegimos una película al azar, cuál fue mi sorpresa al salir del cine después de ver Entre Copas, una película sobre el amor por el buen vino y cómo, muchas veces ciertas aficiones te acercan a experiencias extraordinarias.

Esa película encendió una pequeña chispa en mí que se fue avivando con el tiempo. Terminé aprendiendo italiano y empeñándome por visitar la Toscana y hacer una ruta muy Entre Copas con mi mejor amiga.

Tanto mi amiga como yo nos pasamos el año ahorrando para hacer este viaje, queríamos hacer una ruta pensando en visitar las bodegas más exclusivas y probar las deliciosas variedades de vinos toscanos, así que nos preparamos a conciencia para ello.

La Bella Vita. Un recorrido por la Toscana

Hay lugares en el mundo que no te dejan indiferentes y, si además eres un gran aficionado al vino, la Toscana es, sin lugar a dudas, un destino imprescindible.

No es de extrañar, de hecho, que Italia sea el primer productor de vino en el mundo y el país con mayor índice de consumo por habitante, de nada menos que 135 litros al año.

Cuando decides realizar un recorrido basado en el enoturismo, la experiencia viajera se enriquece de todo aquello que te gusta de esa afición. No solo se trata de descubrir una nueva región sino de descubrir y disfrutar de una pasión e interés especial.

La experiencia de combinar las maravillas de la naturaleza y los productos locales de esta región de Italia me hicieron entender eso que los italianos denominan La Bella Vita. No es que en Italia se entienda este concepto, en Italia cada momento está embriagado de esta sensación de belleza y placer por los pequeños gestos cotidianos.

El vino de la Toscana traduce estas sensaciones de amor a la tierra y a la buena vida, de amor a los momentos compartidos comiendo en familia o entre amigos.

Mi amiga Julia y yo no nos lo creíamos cuando descubrimos el Chiantu Classico, un vino que se produce en las comunas de la provincia de Sienna, el valle Chianti. Un lugar donde los bosques vírgenes dan paso a eternas hileras de vides alineadas geométricamente e intercaladas con olivos.

En estas estampas entre vides también se esconden algunas granjas solitarias en la campiña y en ocasiones el perfil de algún castillo.

Otra de las denominaciones de origen más famosas es el vino conocido como Nobile de Montepeluciano. Precisamente Montepeluciano, es la tierra en la que nace este famoso vino Nobile, una de las ciudades renacentistas más importantes de la provincia de Siena.

Un auténtico lugar donde el tiempo se detiene, con su estilo medieval situado sobre una colina con sus típicas casas toscanas de piedra y ladrillo.

En esta zona es donde se encuentran todas las bodegas que son extremadamente elegantes. Se trata de una pequeña joya que protege su paisaje de las urbanizaciones.

De hecho, se ha convertido en bandera de la lucha contra el urbanismo desenfadado y ha conseguido crear su riqueza produciendo vinos exquisitos y manteniendo su paisaje orientándose hacia esta forma de turismo de lujo del que tanto estaba disfrutando.

Cada vez se me hacía más difícil pensar en que tenía que volver y dejar ese pequeño paraíso. Por supuesto, no íbamos a dejar la Toscana sin llevarnos una pequeña muestra de algunos de sus mejores vinos.

Hicimos una cuidada selección de los que más nos gustaban y nos los llevamos de vuelta a casa.

Como Julia es organizadora de eventos y le encanta improvisar ideas ingeniosas se le ocurrió organizar una pequeña fiesta con temática de la Toscana para que nuestros amigos degustaran un poquito de ese excelente vino y se hicieran una idea del extraordinario viaje que habíamos tenido.

Lo cierto es que Julia es toda una profesional en su campo, no me esperaba menos, hasta encargó un juego nuevo de copas de lo más elegante para la fiesta. Las encargó en Exportcave, una empresa con un amplísimo catálogo de productos, especialmente dirigidos para promociones de empresas del sector de alimentación y bebidas para suministro de hostelería.

Había trabajado antes con esta empresa y le encantaban sus accesorios para vino y, especialmente, sus copas de vino.

Podría decirse, que la fiesta fue una vívida imagen de nuestra experiencia en la Toscana, una reproducción no perfecta, pero casi, de lo que habíamos vivido.

Más de un amigo nos comentó que le habíamos despertado una irrefrenable sensación de querer experimentar esa Bella Vita en directo.

Las fiestas de la Toscana se convirtieron en un ritual entre nosotros, y la excusa perfecta para repetir siempre que podíamos nuestro viaje entre copas y viñedos.

 

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