A muchos nos gusta organizar viajes y escapadas cuando tenemos algunos días libres en el trabajo. Siempre es importante desconectar, y abandonar la ciudad en la que pasamos la mayoría del tiempo, aunque sea por unos días o incluso por unas horas, nos puede ayudar a ello. Relajarse y disfrutar de un entorno diferente se convierten entonces en nuestras únicas obligaciones.
No obstante, debemos ocuparnos de garantizar la seguridad de nuestra vivienda o de nuestro negocio. En muchas ocasiones nos marchamos preocupados, intentando alejar de nuestra mente la posibilidad de que al regresar hayamos sufrido un robo. Por este motivo disponer de un sistema de alarmas es muy recomendable teniendo en cuenta el índice de este tipo de delitos en zonas determinadas.
Mi mujer siempre ha sido una obsesa por la seguridad. Y la verdad es que la entiendo a la perfección. En los medios de comunicación salen continuamente noticias que informan sobre robos hasta en los lugares más insospechados, por lo que no es de extrañar que las personas no estemos seguras y seamos conscientes de que puede ocurrirnos también a nosotros.
Por eso, cuando el verano pasado salimos de vacaciones a Galicia fue ella la que me propuso que instaláramos una alarma en casa. De esta manera, aunque no estuviéramos en el domicilio, la policía podría detectar el aviso, evitar el posible robo y detener a los ladrones. Desde luego era mejor prevenir que curar, pensé. Sí. Definitivamente, necesitábamos una alarma en casa.
Como tampoco disponíamos de un presupuesto demasiado elevado, decidimos buscar de manera concienzuda una alarma que a pesar de ello nos garantizara la seguridad y la confianza que queríamos. Para ello, utilizamos la herramienta universal: Internet. Así conseguimos dar con PepeAl.com, un Comparador de Sistemas de Alarmas con el cual tendríamos la posibilidad de comparar los diferentes precios, calidad o instalación.
Después de hacer las comparaciones, nos decantamos por un sistema de alarmas bastante fiable y acorde con nuestras posibilidades. Una vez que lo hubieron instalado, decidimos ponerlo a prueba y, como funcionó a la perfección, llegamos a la conclusión de que podríamos marcharnos seguros a nuestro viaje por las tierras gallegas, algo sin lo cual hubiese sido imposible de disfrutar de otra manera.
Un susto resuelto con éxito
Cuando volvimos del viaje observamos que todo había transcurrido con normalidad en nuestra casa. No había sido necesaria la alarma porque nuestra vivienda no había sido objeto de robo. Tranquilos y con algo menos de miedo, empezamos a pensar que no tendríamos que tener tanto miedo cada vez que saliéramos de escapada porque nos habíamos cubierto fenomenal con el sistema de seguridad.
El tiempo pasó y cuando menos lo esperábamos ocurrió lo que nos temíamos. Una noche del mes de diciembre del año pasado, poco antes de la llegada de la Navidad, tres encapuchados saltaron el muro de nuestro jardín y se introdujeron en nuestra vivienda. De manera inmediata la alarma comenzó a sonar. Los ladrones, que no se lo esperaban, abortaron la misión y trataron de huir. Les dieron caza poco después en una calle cercana y les condenaron a una pena de prisión de varios años porque, al parecer, eran reincidentes y habían cometido algunos atracos en la zona.
Creo que mi caso muestra perfectamente lo importante que es estar protegido y tener una salvaguarda que no permita a delincuentes como estos invadir nuestras propiedades tan fácilmente. Muchos de nuestros vecinos han seguido nuestros pasos y ahora el barrio es mucho más seguro que antes. Desde hace meses no hemos sufrido ningún atraco más y la tranquilidad con la que vivimos ahora nada tiene que ver con la preocupación que nos tenía en vilo hace tiempo.