El gasto en el vehículo suele ser el segundo gran desembolso que sufren nuestros bolsillos después de la vivienda y el responsable de que se vaya el 18% de los ingresos que entran en casa. Y es que disponer de un vehículo privado es un lujo que solo la crisis ha conseguido hacernos notar.
Para adquirir un vehículo podemos aprovechar las ofertas de negocios de compra venta de coches, disponibles en varias ciudades (Valencia, Barcelona, Madrid…) o adquirir uno de segunda mano, pero antes de tomar una decisión hagamos un análisis detallado de todo lo que supondrá.
Además del gasto de la compra (que oscilará dependiendo del modelo y de si es un coche nuevo o de segunda mano) unos costes serán fijos: los gastos de matriculación o nombre (esto puede correr por nuestra cuenta), las comisiones si hemos de pedir un préstamo, la póliza de seguro, el permiso de circulación y la ITV (dependiendo de la antigüedad del vehículo).
En cuanto al resto de costes debemos, en primer lugar, calcular cuánto combustible consume por cada kilómetro recorrido entre 0’15 y 0’25€/Km). A ello sumamos una previsión de gastos de revisión y averías (cambio de aceite, de ruedas, reparaciones de chapa y pintura…).
Quizá a estos gastos deberíamos sumarle los relativos al aparcamiento: compra y mantenimiento o alquiler de una plaza de garaje, parking público, zona azul, peajes, multas, limpieza…
La suma de todos estos gastos y nuestra valoración de ellos serán más reales si dividimos esa cantidad y sacamos la cuenta de lo que nos gastamos en el vehículo mensualmente y la proporción que ello supone de nuestros ingresos. En realidad lo que estamos pagando es a cambio de contar con un vehículo disponible para nosotros las 24 horas del día.
Para aquellos que ya han decidido que no pueden asumir tal gasto es importante estudiar las alternativas. La clave principal es cubrir el trayecto entre nuestro domicilio y el trabajo. Para desplazamiento superiores a 5 Km es recomendable el transporte público u optar por otras alternativas que nos alejen de coger el coche. Compartir vehículo entre compañeros de trabajo es una buena alternativa para ahorrar combustible y desgaste del vehículo.
Podemos encontrar alternativas de transporte para nuestra rutina diaria, pero cuando hablamos de viajar, el coche parece hacerse imprescindible en nuestras vidas. Esto ocurre porque no estamos acostumbrados a disponer o más bien en pensar en otras opciones, porque “haberlas haylas”. El alquiler de un vehículo para un viaje o escapada puntual o el uso de taxi para un pequeño desplazamiento concreto siempre nos saldrá mucho más barato (por muy desproporcionado que nos parezca el importe al desembolsarlo de golpe) que mantener un vehículo durante todo el año.
Merece la pena recodar que actualmente los viajes son una práctica habitual entre la población, y que los movimientos masivos permiten disponer de todo tipo de medios de transporte económicos, sobre todo si estamos atentos a la ofertas y promociones en vuelos, billetes de tren, autobuses internacionales…