Amantes del montañismo, hoy os traigo una de las rutas más desconocidas pero de las que más me gusta. Se trata de la Ruta de la Tejeda de Tosande en Palencia, porque, insisto, la montaña palentina es una gozada y creo que está desaprovechada. Os cuento un poco de esta ruta que hicimos mi grupo de montaña hace unas semanas. Antes de entrar en detalles, os cuento que se trata de un recorrido de 10,5 kilómetros, con desnivel de 410 metros, se puede hacer en unas cuatro horas y lo mejor es que su nivel de dificultad es baja. Todo está señalizado y comienza en el municipio de Castrejón de la Peña. La mejor época para ir es primavera-verano, ya que en otoño y en invierno se suelen organizar batidas de jabalí en esta zona, y queda prohibido el acceso a esta ruta los días que se celebran cacerías.
Si nos centramos un poco, Tosande es un valle fértil y frondoso de verdes praderas y boscosas laderas, rodeado de vistosas peñas y surcado por un débil arroyo que se seca en verano. Pero su principal joya es la tejeda que se esconde en una de sus laderas, protegida entre el frondoso hayedo. La excepcionalidad de la tejeda de Tosande se debe por una parte al gran número de tejos que la componen, en concreto hay setecientos cuarenta y tres inventariados.
Ruta
Comenzamos la ruta. Desde Cervera de Pisuerga, localidad famosa por sus cangrejos de río, tomamos la carretera en dirección a Guardo, y a unos cinco kilómetros veremos a nuestra derecha un aparcamiento con paneles informativos. Aquí es donde comienza todo.
Salimos del aparcamiento atravesando el jardín interpretativo que tenemos justo enfrente, que nos permite conocer mejor las especies arbóreas que vamos a encontrar en la ruta. Seguidamente salimos al camino que baja en dirección al ferrocarril, el cual pasaremos por debajo. Enseguida encontraremos el cauce, normalmente seco, del arroyo de Tosande, el cual seguiremos a partir de ahora.
Continuaremos por la senda hasta incorporarnos a una pista, que se va adentrando en el valle entre variada vegetación, que va evolucionando del encinar al robledal y posteriormente al hayedo. Seguiremos por la pista hasta el punto en que el valle se abre y vemos ante nuestros ojos un paisaje idílico, cubierto de verdes praderas rodeadas por montañas y bosques. Es un lugar que invita a relajarse y disfrutar de la paz que nos rodea. La verdad es que allí uno se siente el rey del mundo. Disfrutando del silencio.
A disfrutar de los tejados
El sendero comienza a ascender por una vaguada, con sucesivos escalones de madera, hasta llegar a los primeros tejos, donde empieza a llanear y a serpentear entre ellos. Llegaremos ante una bifurcación. Aquí es donde comienza la tejeda propiamente dicha, con la mayor concentración de tejos. Podemos elegir el camino de la izquierda o el de la derecha, puesto el recorrido traza un pequeño círculo entre los tejos para después continuar con la ruta. Aunque ya os digo que se trata de una senda fácil, yo siempre recomiendo llevar material. En mi bolsa no faltan cuerdas, yo las compro en la web de Cuerdas Valero, son de buena calidad y te pueden sacar de cualquier problema.
El sendero comienza a descender por una ladera pedregosa, pero enseguida se adentra en otro hayedo por el que se sigue descendiendo en zig-zag. Atravesaremos una zona con bastantes acebos y terminaremos llegando de nuevo al fondo del Valle de Tosande, tomando la misma pista por la que habíamos subido. El resto se hace por el mismo camino con la satisfacción del trabajo bien hecho.
Espero que te haya gustado, y te animes la próxima vez a conocer un poco más de la montaña palentina.