Para muchos Groenlandia será ese país que sale de vez en cuando en el Trivial y que hay que contestar que pertenece a Dinamarca. Para los menos avispados, será un país inventado al estilo de Cortilandia. Sin embargo, doy fe de que se trata de un auténtico paraíso, que si tienes la oportunidad de visitar, tendrías que hacerlo. Os lo digo por experiencia propia, fue un viaje de aventura que nunca podré olvidar.
¿Cómo surgió? Pues de la manera más tonta y como suelen salir siempre estas cosas. Un día de cañas con los amigos, hablando de nuestras próximas vacaciones. Conil, Ibiza, Comillas, Mallorca, Málaga…eran los destinos que siempre teníamos en mente. Hasta que a mi amigo Hugo se lo ocurrió decir, vámonos a Groenlandia que he visto en un documental que es la caña. Aún no sé si lo dejo en bromas o no, lo que sí tengo claro es que cuando llegue a casa, busque ese documental en internet y… no me lo pensé dos veces.
Me puse en contacto con una agencia de viajes de aventura se llamaba Xplore que me confirmó que era de sus destinos. Os cuento un poco en qué consistió y como creo que lo que más os importa es por cuánto me salió la broma…, os lo digo ya, por algo más de 2.500 euros.
Durante esta expedición, conocí de primera mano las técnicas de supervivencia de los ammassalimmiut, que es como se llama a los habitantes autóctonos de allí. Mediante este viaje aprendió técnicas y conocimientos muy útiles, además de proteger esa cultura tan especial y única que tienen los inuit. ¿Qué aprendí? Pues viví en primera persona sus antiquísimos métodos de caza y pesca, viajé en trineos tirados por perros y comí alimentos tradicionales de la zona, como foca, halibut, mero, bacalao, etc. Ya os voy avisando que no tiene nada que ver con lo que comemos en España.
Dormí en tiendas y en cabañas de cazadores, y pude disfrutar de las espectaculares vistas de los fiordos, glaciares e icebergs. Uno de losmomentos que más guardo en mi retina fue cuando vi a un grupo de focas, osos polares y zorros polares, sin olvidarme de las famosas auroras boreales. Una gozada, la verdad es que pocas cosa hay comparables.
El viaje duró ocho días, y todos los días tuve un recorrido. Por ejemplo os cuento como fue mi séptimo día allí. Por la mañana, visité el pueblo de Kulusuk y realicé una excursión con raquetas de nieve en la isla. Una gozada al andar. Aprendí el Tordlut, el elemento utilizado antiguamente por los inuit para resolver conflictos en el seno de la comunidad. Que en una sociedad como la actual, nos vendría muy bien. Luego tuvimos tarde de ocio en el pueblo, observando las vidas de los cazadores inuit y los pescadores de una localidad tradicional. Ese día no hubo cabaña, dormimos en casas de los aldeanos de allí, que ven la hospitalidad como la mejor forma de ayudar al prójimo.
La verdad es que viajes hay muchos, pero viajes a Groenlandia no muchos. Un lugar impresionante por muchos aspectos. Lamentablemente cuando leo noticias sobre aquel lugar, me pongo algo triste, porque siempre suelen ser malas. Una vez que estás allí te conciencias de una mentalidad más ecologista. Quizás por eso se la denomine la isla verde, que es lo que significa Groenlandia.
No es la única aventura que en esta agencia tienen fascinante. Ya tengo en mente un viaje Laponia, efectivamente, sí lo estás pensando es donde vive Santa Claus. Así que si queréis que le pida algo para la próxima Navidad, solo me lo tenéis que decir.