España, tierra de carnavales

De acuerdo con la tradición, a cada fiesta le corresponde una vestimenta o un tipo de disfraz para ir acorde a ella. En empresas especializadas como La casa de los disfraces se puede hallar la indumentaria ideal para, por ejemplo, la Navidad, con los correspondientes trajes de reyes magos y pajes, la Semana Santa, con vestidos rematados con mantilla para las más pequeñas, o incluso para eventos importados como Halloween y sus típicos trajes inspirados en figuras terroríficas como las brujas, los vampiros o los zombis. Sin embargo, el rey de las festividades tradicionales con disfraces implicados es, sin duda, el Carnaval. España presenta una rica tradición de carnavales, desde el entroido gallego hasta las chirigotas gaditanas, que ofrecen mil y una opciones de turismo y disfrute.

Declaradas por el gobierno como Fiestas de interés turístico internacional, los carnavales más populares en España y fuera de nuestras fronteras son los de Cádiz, que frecuentemente concitan la presencia de numerosos turistas europeos que se unen a los cientos de miles de personas congregadas para admirar los luminosos trajes de los lugareños y, sobre todo, el ingenio inigualable de sus chirigotas, así como los concursos de coplas que se celebran en el teatro Manuel de Falla.

Parejos en prestigio internacional son los carnavales de Santa Cruz de Tenerife, muy semejantes en la espectacularidad y colorido de su desfile de carrozas y Carnival Time 2disfraces a los festivales celebrados en la zona caribeña e, incluso, en el Brasil. Su hermanamiento oficial con Río de Janeiro, la ciudad más populosa y carnavalera del país sudamericano, se debe a esta razón en particular. Junto con el de Cádiz, los de Tenerife son los únicos carnavales que gozan de la distinción honorífica de Fiestas de interés turístico internacional. Cada año escogen un tema particular alrededor del cual giran los disfraces del denominado como carnaval de la calle, que concierne a los ciudadanos que desean participar en la fiesta. Por otro lado, también está el carnaval ‘oficial’, que implica a más de un centenar de grupos registrados como murgas, comparsas, grupos de disfraces, rondallas y agrupaciones musicales. Después de haber sobrevivido a los embates censores de la dictadura franquista, en la actualidad aspira a obtener de la Unesco el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad.

Para aumentar la rivalidad en las islas, Las Palmas de Gran Canaria también cuentan con un carnaval potente, avalado por sus más de cuatro centurias de historia y la vistosidad de sus celebraciones. La conocida como Gala de la Reina es la que concita las mayores atenciones, junto con la Gran Cabalgata a la que atienden cada año alrededor de veinte millares de visitantes. Los concursos de comparsas, murgas y maquillaje corporal son otros de los puntos más célebres de su programa, que comparte protagonismo en la isla con el Carnaval de Maspalomas, al sur.

El carnaval de Águilas, en la provincia de Murcia, también posee una gran notoriedad. Además del colorido y la abundancia de los disfraces, destacan tradiciones tan llamativas como el lanzamiento de cascarones: huevos rellenos de diferentes materiales, sobre todo papelillos de colores. La bebida ocupa un lugar preeminente como lubricante de la diversión. En especial la ‘cuerva’, un brebaje peligroso por su gusto agradable y que se destila mezclando vino, limón, azúcar y diversas frutas de temporada, variables según cada una de las numerosas recetas. Una generosa ración de cuerva proporciona el temple adecuado para asistir a la suelta de la musona, un ser mitológico de terrorífica apariencia.

Dentro del antiquísimo carnaval que se celebra en Galicia y la región del Bierzo, donde es conocido con el nombre de Entroido, destaca por historia y fama el de Laza, en la provincia de Ourense. Las celebraciones comienzan el viernes previo al Miércoles de ceniza. Es en esa noche cuando tiene lugar el espectacular recorrido con antorchas o fachós por las calles de la ciudad. Más tarde, en la mañana del domingo, surgen los disfraces. No son trajes de fantasía, que busquen deslumbrar con su apariencia lujosa, sino que conectan con el espíritu ancestral de estas tierras. Con una ristra de cencerros atada a la cintura, un látigo en la mano y una máscara típica cubriéndoles el rostro, los peliqueiros son los protagonistas de este carnaval del noroeste. No son seres mitológicos, puesto que su origen en más prosaico aunque igual de aterrador: personifican a los antiguos cobradores de impuestos. Tanto el domingo como el martes tienen lugar también las cabalgatas de carrozas, de muy variopinta decoración. Otro de los puntos clave del carnaval de Laza es la farrapada: una batalla en la que el arma que porta cada contendiente es un trapo embebido de barro. La farrapada se celebra el lunes, el mismo día que, al atardecer, aparece en el pueblo la Morena, una figura con una cabeza de toro de madera y cubierto con una manta que persigue a las mujeres del pueblo mientras sus secuaces arrojan puñados de tierra con hormigas al público.

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