En esta ocasión os voy a hablar de Arcos de la Frontera, un pueblo del que me habían hablado tan bien que me animé a reservar la estancia mía y de mi familia en el Cortijo Bablou. Este establecimiento rural se encuentra en lo alto de una colina del valle del Guadalete, construcción andaluza del siglo XIX y desde donde se ven unas vistas impresionantes del pueblo que es de los más hermosos de la provincia de Cádiz y de toda Andalucía.
Hablamos de un lugar donde descansar único en donde el cortijo rural tiene muchos sitios por los que pasear y relajarse. Puedes dormir desde en una roulotte gitana a una tienda bereber en las habitaciones que tiene el cortijo. Un sitio de esos que te dejan alucinado lo bien que representa el estilo más tradicional andaluz contando con comodidades como su piscina.
La verdad es que no nos podemos quejar del sitio donde estuvimos, ya que como teníamos coche bajábamos a ver Arcos. El pueblo es precioso y su casco histórico un lujo, perderse por los callejones serpenteantes hacen que podamos ir viendo lugares de lo más pintoresco, caso del callejón de los Arcos, sus patios, zaguanes o podemos hacer una parada para tomar algo en cualquiera de sus bares o tabernas de solera.
La llamada cocina de la huerta, donde combinan sabiamente verduras y legumbres caso de la Alboronía, merecen mucho la pena. Los patios de Arcos de la Frontera son protagonistas, pero la zona amurallada de la ciudad, tiene monumentos como para no aburrirse, caso del Palacio del Mayorazgo del siglo XVII, la casa solariega del Conde Del Águila en estilo gótico mudéjar que se construyó entre los siglos XIV y XV.
Los conventos también tienen su parte de protagonismo. Son tres los principales, el Convento de la Encarnación, Convento de las Mercedarias y Convento de la Caridad. Otra visita interesante es visitar, aunque solo sea por fuera el Hospital San Juan de Dios, que hoy es una residencia de personas mayores. Después se puede verla Iglesia de San Pedro que se realizó en el siglo XVIII en estilo barroco, la iglesia de San Juan de Letrán o la iglesia de San Miguel.
Debemos pararnos en el edificio religioso de mayor importancia de Arcos de la Frontera, que es la Basílica de Santa María de la Asunción, de origen mudéjar que data de los siglos XIV y XV. Pese a que el estilo mudéjar es el que predomina en el interior, en el exterior también tiene otras corrientes como el estilo renacentista o el barroco, en especial su fachada.
En 1.931 la declararon Bien de Interés Cultural, una visita que merece la pena, no debiendo perderse los detalles de la parte posterior y su torre que se construyó en el siglo XVII.
Otro punto de interés es la Plaza del Cabildo, que está en el centro histórico de la ciudad. Aquí se adiestraron soldados y jinetes en el pasado. Puedes aprovechar esta zona para ver el Ayuntamiento, la anteriormente mencionada Basílica de Santa María de la Asunción, el Parador de Arcos de la Frontera o el Castillo.
Total, que tuvimos unos días de auténtico ensueño, con esa mezcla de turismo de ocio y descanso mezclado con un poco de cultura y arte que hace que, al menos para nosotros, sean de esos viajes que queda más poso que solo el descanso.
Somos muy partidarios de hacer este tipo de escapadas, pues disfrutas muchísimo y no tienes que embarcarte en pesados viajes. No es que estemos en contra del turismo internacional, pero siempre hemos pensado que en nuestro propio país hay multitud de lugares desconocidos que bien merece la pena descubrir.
Andalucía tiene un encanto realmente especial y es que las influencias árabes mezcladas con las cristianas en su arte le dan una originalidad que hace que sea una de nuestras mayores joyas. Arcos de la Frontera nos pareció una localidad muy a tener en cuenta, tanto para pasar un fin de semana, como para descubrir los encantos de la zona y si encima te alojas como nosotros hicimos en un cortijo, paraíso sin igual.