Menorca es una isla diferente a las otras islas del archipiélago balear. Es más recogida que Mallorca y desde luego, menos bulliciosa que Ibiza. Una isla tranquila en la que disfrutar en familia o con amigos, provistos de un coche para moverte con libertad de un rincón a otro.
Recuerdo la primera vez que llegué a Menorca. Mi amigo Adriá, que vive en Es Castells, llevaba tiempo insistiendo en que fuéramos a visitarlo. Yo llegué desde Palma a bordo de un ferri que atracó en el puerto de Mahón. Eva se uniría a nosotros, llegaba desde Barcelona en un avión que aterrizó en el aeropuerto. De aquellas vacaciones recuerdo que fueron un poco caóticas, improvisadas, pero muy divertidas. Adriá nos llevaba de un sitio para otro en su coche. Estaba nervioso. Nos quería enseñar todo en los pocos días que estuvimos en la isla. En cuestión de minutos llegábamos a cualquier rincón. De repente nos veíamos recorriendo caminos de tierra para detenernos junto a una Naveta. Una cueva de piedras colocadas una encima de la otra, con la forma de un molde de pudin, que en realidad era un monumento funerario levantado en el neolítico. Después se le pasaba por la cabeza que teníamos que conocer la albufera, o nos íbamos a una terraza frente al puerto de Mahón a tomar un café. Otro día decía que teníamos que conocer Ciudadela, y pasábamos casi todo el día callejeando por sus calles.
La isla me gustó. Años más tarde regresé con mi pareja, pero descubrí que teníamos problemas de transporte para movernos con libertad por Menorca. La isla está comunicada entre sí por medio de autobuses interurbanos, pero te cortan bastante a la hora de trasladarte de un sitio para otro. Debes estar pendiente de los horarios, no te puedes embelesar observando un edificio histórico. Puedes perder el autobús y quedarte colgado una hora esperando el siguiente. Decidí entonces alquilar un coche pequeñito en Menorca Rent, una empresa de alquiler de vehículos ubicada en Mahón.
A pesar de sus 701 kilómetros cuadrados, Menorca tiene muchos lugares interesantes que visitar. Estos son algunos de ellos.
Mahón.
En mis dos visitas a la isla, Mahón fue mi centro de operaciones. Desde ahí nos planteábamos que lugar queríamos ir a visitar o sencillamente nos quedábamos en la ciudad. En el blog de viajes Viajeros Callejeros nos recomiendan 10 lugares imprescindibles que debemos visitar en Mahón. Yo te comento los que más me impresionaron.
- El puerto. Mahón cuenta con un puerto natural, en el que cuando un barco va a atracar en él es como si se introdujera en el estuario de un río. Un brazo de mar que se adentra en la tierra, formando una península en uno de sus costados. Tiene casas a ambos lados, que parecen que se asoman al puerto. En uno de sus laterales, el más poblado, el que comunica con el centro de la ciudad, hay un largo paseo plagado de terrazas de cafés y restaurantes en los que cenar o tomar una copa, mirando a los barcos del puerto. Llama la atención la Isla del Rey, un pequeño islote triangular, situado en mitad del puerto, en donde los ingleses construyeron un hospital militar el siglo XVIII.
- La fortaleza de la Mola. Se encuentra en una loma, justo encima del puerto. Es una fortaleza militar construida por Isabel II entre 1848 y 1875, sobre las ruinas del antiguo castillo de San Felipe. Presenta un evidente carácter defensivo, con una gran cantidad de dependencias diseñadas para defender la ciudad de posibles ataques desde el mar. Con sus grandes portones descubiertos, en los que se instalaban las piezas de artillería. El interior de la fortaleza está repleto de pasadizos, la mayor parte de ellos subterráneos, que intercomunican todo el edificio. Desde el exterior se tienen unas fantásticas vistas al puerto y a la ciudad.
- La iglesia de Nuestra Señora del Carmen. En el centro de Mahón se encuentra esta iglesia de estilo neoclásico que, en realidad, fue un convento de las carmelitas durante la ocupación británica. Aparte del interior de la iglesia, en ella destaca su magnífico claustro anexo, que hoy funciona como una especie de galería comercial. En sus tiendas puedes comprar productos típicos de la isla o tomarte un café, entremezclándote con la población nativa que acude allí para comprar en la frutería o se detiene para echar un vistazo a las gangas de la tienda de ropa. El claustro ha estado integrado en la vida de la ciudad, y en otros tiempos, albergó una cárcel y los tribunales de justicia.
- El teatro principal. Un monumento que siempre me ha llamado la atención, cada vez que he visitado Mahón, es el teatro principal. Un edificio neoclásico situado en el casco histórico y que nunca he tenido la suerte de ver por dentro. Se trata del primer teatro de ópera construido en España. Levantado por el empresario italiano Giovanni Palagi a principios del siglo XIX, aprovechando los restos de la muralla medieval.
Ciutadella.
En el otro extremo de la isla, el más cercano a la península, se encuentra esta ciudad tan grande como Mahón. Parece una plaza militar del siglo XVIII, en el que al caminar por ella es como si te introdujeras en el escenario de una película histórica. Vale la pena dejarse perder por sus calles, caminar sin rumbo y dejarse sorprender por los bellos rincones que encuentras en su interior. En el blog Crónico Viajero te presentan 7 rincones imprescindibles que debes visitar en la ciudad. Te comento algunos de ellos:
- La plaza del Borne. Se trata del epicentro de la ciudad. En él encontramos el ayuntamiento, un edificio gótico civil que alberga en su interior un magnífico salón renacentista. El edificio fue durante mucho tiempo el palacio del gobernador militar de la isla. En el centro de la plaza se levanta un obelisco de 22 metros de altura que conmemora la resistencia de la ciudad ante el asedio de los turcos en 1558. Uno de los atractivos de Ciudadela es la combinación de edificios de distintas épocas históricas, perfectamente conservados e integrados en el paisaje urbano.
- La catedral. La catedral de Santa María es un pequeño templo medieval si lo comparamos con otras catedrales coetáneas como la de Palma de Mallorca. Es de estilo gótico catalán, de plata rectangular, no demasiado profunda, donde destaca su fachada principal, enmarcada en 4 columnas jónicas que sostienen un pórtico exterior con un arco de medio punto.
- Convento de San Agustín. Este es otro edificio religioso que llama la atención en medio de la arquitectura castrense que impera en el casco antiguo de la ciudad. En su interior destaca su claustro, blanco y resplandeciente, en cuyo patio encontramos plantadas palmeras, árboles caducifolios y plantas típicas del ecosistema mediterráneo.
- El puerto. El puerto de Ciudadela también es un puerto natural como el de Mahón, aunque menos grande. Está rodeado por una carretera que delimita su contorno. Responde a un fenómeno natural llamado “rissaga”, que en menorquín se refiere a la resaca del mar. Consiste en que el viento y el oleaje provoca una oscilación en el nivel del agua. Por suerte, en esta ensenada, este fenómeno está bastante controlado.
Otros tesoros de la isla.
En Menorca tenemos otros municipios que vale la pena visitar, como Es Castell, el pueblo más oriental de España, el primero en el que se divisa la salida del sol. O Alaior, para algunos, uno de los pueblos más bonitos de la isla.
También tenemos rincones naturales como la Albufera de Menorca. Una laguna de agua dulce separada del mar por un brazo de arena, situado en el nordeste de la isla. A la que se accede por la carretera que conduce de Mahón a Es Grau. Está declarada Reserva Natural de la Biosfera por la UNESCO desde 1993 y en ella encontramos bosque mediterráneo de pino carrasco, cañaverales y arenales. Está perfectamente señalizada y se puede recorrer sin problemas a pie o en bicicleta.
Algo único que encontrarás en Menorca son los restos arqueológicos de la civilización talayólica. Un pueblo que habitó Baleares en la época del neolítico. Entre sus monumentos prehistóricos, muchos de ellos, en buen estado de conservación, encontramos Talayots, Taulas y Navetas. Los puedes observar diseminados a lo largo de la isla, rodeados de tierras de cultivo.
Los Talayots son edificios de piedra circulares, construidos sin argamasa, que cumplían funciones de vigilancia, como monumento funerario o como residencia del líder del poblado.
Las Taulas son monumentos rituales exclusivos de Menorca, formado por dos losas planas, una clavada en el suelo en sentido vertical, y sobre ella, otra en sentido horizontal, manteniendo el equilibrio.
Las navetas son otra construcción talayólica con una función funeraria. Eran cuevas artificiales alargadas construidas con piedra, en cuyo interior se enterraban los cadáveres de los muertos acompañados de un ajuar.
Por problemas de espacio, nos hemos dejado maravillas menorquinas en el tintero, como sus playas y otros espacios naturales. Vale la pena que los descubras por ti mismo y visites Menorca.